lunes, 4 de enero de 2010

Otro año a la basura

Crisis. Las últimas dos generaciones de mexicanos hemos escuchado una y otra vez esta palabra: crisis.
Tras la debacle económica ocurrida en la recta final del sexenio de José López Portillo, el país no ha levantado la cabeza.
Ni siquiera el espejismo del salinato, con su maquillaje de cifras oficiales, fue capaz de sacar de la pobreza a millones de personas.
Ahora, en apenas tres años de la administración de Felipe Calderón, el número oficial de pobres se ha incrementado en al menos seis millones de mexicanos. Una cifra más que deberá agregarse al largo saldo negativo del presidente del empleo.
Ahí, en esa lista, están los 15 mil muertos de la guerra contra el crimen organizado. Tan sólo en 2009 hubo 7 mil 300 bajas, entre supuestos narcos, militares y población civil. Un muerto cada hora.
Simplemente espeluznante. Ni los conflictos en Afganistán y en Pakistán han tenido tantas muertes, a pesar de sus continuos bombazos y de los ataques de las milicias islamistas.
Aquí la sangre fluye lentamente, a un ritmo marcado, sostenido; es un goteo que de rato en rato abre el grifo de la espectacularidad, para ofrecernos combates en toda regla, con granadas y armas de alto poder. “Cuerno de chivo” es una palabra que ha echado raíces en el imaginario colectivo desde hace muchos años. Y definitivamente llegó para quedarse.
En esa lista de la muerte, hay que agregar a los cuatro familiares del tercer maestre de las fuerzas especiales de la Marina de México, Melquisedec Angulo Córdova, el marino fallecido en el operativo aplicado para atrapar a Arturo Beltrán Leyva, el auténtico Jefe de jefes.
¿Por qué resaltar solamente esos nombres? Pues muy sencillo: esos son los muertos del presidente Calderón, quien al intentar rendir homenaje al soldado abatido, cometió la estupidez de dar referencias del caído.
Sólo fue cuestión de horas para que un comando de sicarios cayera en la casa de la madre de Melquisedec Angulo, en el ejido Quintín Arauz, de Tabasco, para cobrar una mínima venganza.
Gracias, señor presidente, a ver cuándo nos presta a alguno de sus centenares de guardias presidenciales.

Tras una segunda bonanza de altos precios por el barril de petróleo, que nuevamente no fue aprovechada, nos enfilamos hacia una nueva etapa de estancamiento.
Como ocurrió en los años ochenta, el despilfarro y la corrupción han desvalijado al país.
El mejor ejemplo de este binomio se ha dado en Pemex. Desde la cirugía estética de la esposa de Raúl Muñoz Leos, quien fue director general de la paraestatal, hasta los 7 mil 800 millones de pesos entregados al sindicato petrolero encabezado por Carlos Romero Deschamps, Pemex ha servido como caja chica a todas las administraciones federales.
Según un propio reporte interno de la compañía, la corrupción le provoca un boquete de mil millones de pesos al año. Una bicoca.
Anclado e hipotecado el futuro del país a las reservas petroleras, tras la caída en picada de los precios ocurrida hace un par de años, padecimos un auténtico déjà vu. Esto ya lo vivimos y nadie hizo nada para impedirlo.
Para salir a flote, la única respuesta del gobierno federal, en complicidad con el PRI, fue la subida generalizada de precios. 1% por ciento al IVA, 3% a las telecomunicaciones, el ISR pasará de 28 a 30%, además de un par de gasolinazos decembrinos, aplicados en medio de las fiestas y que tendrán un necesario impacto inflacionario.
En definitiva, nos espera otro año de crisis, un año que se irá a la basura.

1 comentario:

  1. "By remaining behind the scenes, they (the bankers) were able to avoid the brunt of public anger which was directed, instead, at the political figures which they largely controlled. This is a technique which has been practiced by financial manipulators ever since, and it is fully utilized by those who operate the Federal Reserve System today."
    - G. Edward Griffin

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